Cuando un
profesor se enfrenta a su clase de lengua extranjera, puede elegir qué
metodología le interesa seguir. A partir del siglo XIX surgieron varios métodos
en Europa y Estados Unidos.
A finales del siglo XIX surgió el método gramática-traducción, basado en la memorización y repetición de reglas gramaticales. El objetivo de aprender un idioma es poder aprender su literatura, por lo que los textos escritos tienen mucha importancia. Para aprender el vocabulario se utilizan listas bilingües y, en general, se recurre a la traducción, por lo que se espera que los alumnos alcancen una alta competencia en esta disciplina. Las clases son impartidas en la lengua materna del alumno, no en la lengua estudiada.
También en esa
época surgió el método
directo en Francia y Alemania. Resulta un contraste muy grande con el
método gramática-traducción, pues no se emplea la lengua materna, no se traduce
y solamente se enseña la lengua hablada. Así como en el anterior método se
enseñaban reglas gramaticales, con este método no se explica, sino que se actúa
siempre.
Más adelante aparecieron
el método
oral y la enseñanza
situacional, una continuación del método directo, pues comparten muchas
características: uso de la lengua meta en clase o el comienzo de la enseñanza
con la lengua hablada. Como novedad, añaden que se selecciona el vocabulario y
la gramática para cubrir situaciones. Además, se introduce la lengua escrita
(lectura y escritura) solo cuando el alumno ya tiene una buena competencia
léxica y gramatical.
Similar a este
método es el comunicativo,
que también parte de situaciones para enseñar la lengua. El objetivo
fundamental es la comunicación, por lo que incluye acción e interacción. Esta
metodología se centra en el alumno y la gramática, vocabulario, etc. está
supeditado a las funciones y nociones, que deben servir para que el alumno
pueda transmitir mensajes. Está centrado principalmente en la figura del
alumno.
Otro método que también se centra en el alumno es el método del silencio, llamado así precisamente porque el profesor adopta un segundo plano. Para enseñar lengua con esta metodología, se utilizan unas regletas de colores que representan sonidos. Lo fundamental es el vocabulario y la pronunciación, pero no hay explicaciones gramaticales.
Finalmente, en Europa también nació el método de la sugestopedia, de mano del búlgaro Lozanov. Este método busca la creación de un ambiente agradable que propicie el aprendizaje del alumno. Se centra principalmente en las destrezas orales y en el léxico, prestando poca atención a la gramática, lo que recuerda un poco al método comunicativo.
Métodos de origen estadounidense
En 1860, Sauver abrió una escuela en Boston en la que implantó su método, conocido como “natural”. Lo que buscaba era que se aprendiese una segunda lengua de manera semejante a como se aprende la lengua materna. Consideraba que se podía enseñar una segunda lengua sin recurrir a la nativa y que se comienza por enseñar la pronunciación.
Después de la
Segunda Guerra Mundial, se empezó a utilizar el método
audolingüe en Estados Unidos, cuyo objetivo es potenciar las destrezas
orales, que servirán de base para desarrollar posteriormente las escritas. Está
basado en la memorización y repetición, tomando al docente como modelo.
Un método que
tuvo mucho éxito en los años 70 es el método de la respuesta
física total. Al igual que el audilingüe, utiliza la memoria para la
enseñanza del idioma, pero en este caso asociada a movimientos físicos. Igual
que el natural, busca que se aprenda la segunda lengua como la materna; además,
se parece al audiolingüe en que se centra en las destrezas orales.
Por último, en el
mundo anglosajón y en La India surgió también el enfoque
por tareas, que se realizan por medio de la lengua, un instrumento. En este
método el profesor controla el proceso y propone ciertas actividades, pero el
protagonista activo es el alumno, que con creatividad, sus conocimientos
previos y trabajo en equipo consiguen realizar proyectos finales.
Comparativa de los métodos europeos y
estadounidenses
En general,
podemos ver cómo unos métodos han ido sirviendo como modelo a los siguientes,
sin importar el origen. En el caso europeo, hay más variedad en cuanto al
elemento fundamental de estudio: lengua escrita (gramática-traducción) o
hablada, uso de la lengua materna o de la lengua meta, etc. En el caso
estadounidense, parece que siguen una misma línea: parecen buscar una semejanza
entre el aprendizaje de una segunda lengua y el de la materna. A pesar de las
diferencias, las aportaciones de todos estos países permiten que los profesores
actuales tengan distintos métodos para combinar
en sus clases, seleccionando los elementos positivos cada uno.
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