11/1/16

TEMA 3. LAS PRUEBAS EXTERNAS DE NIVEL Y LAS COMPETENCIAS

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Una de las formas que existen para evaluar las competencias y saberes de los estudiantes de idiomas es realizar pruebas externas y objetivas. De acuerdo con la LOMCE, ahora existen las pruebas tipo reválida, mientras que en la enseñanza de lenguas generalmente se habla de exámenes de acreditación de nivel. 

El MCER o algún sistema equivalente son los que fijan a grandes rasgos los descriptores de nivel, es decir, los que indican qué competencias y saberes debe dominar un alumno para considerarse que ha alcanzado el nivel del que se examina. Aquí podemos ver una tabla en la que aparecen breves descripciones de las cuatro destrezas: comprensión auditiva, comprensión lectora, expresión oral y expresión escrita. En el capítulo cuatro del MCER se detalla en distintas escalas lo que los alumnos deben saber hacer para cada uno de los niveles y para cada una de las destrezas.  


Pero ¿cuáles son las competencias que deben adquirir los alumnos de lenguas extranjeras? Estas aparecen explicadas en el capítulo 5 del MCER. Se dividen en dos grandes grupos: competencias generales y competencias comunicativas. Además, se habla también de las diferencias entre saber, competencia, destreza y estrategia. Veamos cuáles son en la siguiente tabla:


Competencias generales
Competencias comunicativas
Saber
Conocimiento declarativo
            Lingüísticas
            Sociolingúística
            Pragmáticas
Saber hacer
Destrezas y habilidades
Saber ser
Competencia existencial
Saber aprender
Capacidad de aprender

Como ya mencionamos anteriormente, las pruebas de nivel se dividen en ejercicios que atienden a distintas destrezas de la lengua, por lo que comprobamos que no se evalúan todas las competencias . Así pues, ¿cómo se puede preparar a los estudiantes que se van a presentar a una prueba de nivel? ¿Deben centrarse en aquellos aspectos que se les van a evaluar en las pruebas externas para obtener un certificado? ¿O tal vez como docentes debemos intentar trabajar todas las destrezas aunque estas no vayan a ser evaluadas? Si el MCER presenta todas estas competencias, deberían ser todas necesarias para mejorar el nivel de lengua extranjera, pues aprender una lengua no consiste tan solo en desarrollar las competencias lingüísticas sobre todo teniendo en cuenta los objetivos y la filosofía de la acción. 

Hay ciertas instituciones que ayudan a los docentes a saber qué contenidos deben tratar con sus alumnos de acuerdo con el nivel que estén trabajando. Tomemos como ejemplo el Instituto Cervantes, que está especializado en la enseñanza de español como lengua extranjera, pone a disposición de todo el mundo su plan curricular. En él podemos encontrar los contenidos, fundamentalmente lingüísticos, dividios por los niveles de referencia para las lenguas.
Entre los apartados en los que clasifica estos contenidos, curiosamente aparecen tres que no ttienen división con respecto al nivel, a saber: referentes culturales, saberes y comportamientos socioculturales y habilidades y actitudes interculturales. Así pues, el Instituto Cervantes tiene en cuenta estos aspectos, que son fundamentales a la hora de aprender un idioma; sin embargo, no los clasifica dentro de ningún nivel, pues son elementos transversales que deberían estar presentes en todos los niveles.

Viendo el panorama, podemos deducir que es complicado para los docentes saber qué enseñar a sus estudiantes. Si lo que queremos es prepararlos para una prueba externa de nivel, podría ser suficiente con centrarse en los aspectos más lingüísticos de la lengua y en que sean capaces de resolver el tipo de prueba que se les presentará. Sin embargo, no deberíamos olvidar que aprender una lengua es algo más: el MCER habla de competencias generales y comunicativas y todas deberían ser tenidas en cuenta. Como docentes, deberíamos intentar trabajar todas en clase. Desde mi punto de vista, creo que este es uno de los grandes fallos de la enseñanza de idiomas en España: muchos alumnos tienen grandes competencias lingüísticas, pero no han desarrollado nunca otras competencias, como la pragmática, por ejemplo. Esto podría deberse a la dinámica social y a la estructura económica, pero, en cualquier caso, es algo sobre lo que los docentes deberíamos reflexionar.

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