31/1/16

Lengua ¿materna?, lengua habitual (27/01/2016)

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En nuestra segunda sesión de la asignatura sobre didáctica, el profesor Carlos Valcárcel nos enseñó las distintas situaciones de enseñanza, para lo que vimos diferentes formas de llamar a las lenguas que se hablan y estudian. En algunos casos surgió la polémica y para varios aspectos nos hubiera gustado tener más tiempo para hablar de ellos, pero desgraciadamente las horas de docencia son las que son. 

En nuestro grupo, por ejemplo, discutimos un poco sobre la polémica de utilizar el término "lengua materna" para la primera lengua. Dos de mis compañeras decidieron reflexionar sobre esto en sus respectivos blogs. Me parece muy interesante lo que surgió tanto en clase como en la reflexión de Patricia sobre el hecho de que las madres están enseñando la lengua a sus hijos ya desde el embarazo. No me considero una experta en la materia, así que no me atrevo a opinar al respecto. 

En el caso de lo que defiende Aida sobre el término "lengua materna" como término inapropiado, estoy de acuerdo completamente. A pesar de que comulgo con sus argumentos, mi reflexión va por otros derroteros. Pienso, por ejemplo, en amigos míos que fueron adoptados y que no hablan la lengua que sus madres, o sus padres, les enseñaron durante el embarazo ni en su niñez, sino la que aprendieron con sus nuevas familias. Y, como bien apuntaba el profesor en clase, utilizar la palabra "materna" podría provocar reacciones negativas, pues no todo el mundo ha podido disfrutar de su madre. 

Sin embargo, aunque este debate me parece muy interesante, con lo que me quedo de la sesión del miércoles es con otra idea: la diferenciación en lenguas de acuerdo con los contextos de uso. Para quienes no lo sepáis o no lo recordéis, vimos la división entre lengua habitual, lengua de trabajo y lengua vehicular. El profesor compartió con nosotros cuáles son sus lenguas habituales, cuáles de trabajo y cuáles las vehiculares según contextos. A raíz de esto, me quedé pensando en mi caso particular. Para ello, me basé en las conversaciones que tengo a través de las redes sociales.



Si entráis en mi twitter (shameless self-promotion), podréis comprobar varias cosas. En primer lugar, que publico muy de Pascuas en Ramos. En segundo lugar, que los contenidos son muy diversos o, como me gusta decir, muy random: desde  publicidad de eventos y actividades en el centro juvenil hasta tweets al más puro estilo fangirl. Y, por último, que las lenguas que aparecen son: inglés, español, gallego y coreano. En las demás redes sociales que utilizo habitualmente sucede tres cuartas partes de lo mismo en cuanto al uso de las lenguas se refiere.

Para los que no me conozcáis, he estudiado muchas lenguas extranjeras: inglés, alemán, francés, chino y coreano. Resulta curioso, pues no se corresponde el nivel de lengua que tengo con el uso que hago de ellas. Mientras tengo un C2 certificado de alemán, este es, junto con el chino, el idioma que menos utilizo en mi día a día. Sin embargo, el coreano, lengua en la que tengo un A2+ o un B1 es una de mis lenguas habituales. De hecho, no hacía falta mirar tan atentamente; basta con echar un vistazo a mi móvil: lo tengo configurado en coreano para practicar y varias de las aplicaciones tienen su origen en Corea del Sur y las empleo a diario.

Me gustaría terminar esta larga entrada preguntando a mis compañeros cuáles son sus lenguas habituales. Sé que muchos dominan varios idiomas, pero, ¿cuántos de nosotros realmente los utilizamos con frecuencia?

¡Nos leemos!

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